Ella se apartó el pelo de la cara y quedó ondeando con el viento que soplaba aquel día, que casi parecía un huracán. El olor que desprendía su pelo le llegó a pesar de estar separados por un abismo, como si la tuviera frente a él. Inspiró tan fuerte como se lo permitieron sus pulmones para llenarse de ella.Cada molécula inspirada se fundió en él, impregnándole de ella por completo. Y susurró su nombre.
El viento llevó aquel susurro a los oídos de ella, y por primera vez le pareció que sus orejas eran demasiado pequeñas. Cada nota de su voz le caló los huesos y su alma.
El abismo entre ellos de repente se convirtió en un charco. Aquel día el viento unió lo que el corazón no supo.
Me has dejado helado, Juls.
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