domingo, 26 de abril de 2015

Hoy.

*A leer cada día del resto de tu vida*

Hoy me escribo a mí, en vez de a ti, o a él, o a ella, o a vosotros.
Hoy me escribo a mí misma porque no recuerdo haberlo hecho nunca. El foco siempre fuera, como un faro, sin ver lo que hay dentro. 
Hoy me escribo a mí misma porque por primera vez me veo los pies.

Hoy me propongo pasarme mis 22 años dedicados a mí misma. Me lo debo. Me debo un año sabático sin auto pisotearme. Me debo un año de dejar de rascarme las costras de las heridas, y dejar que se caigan por sí solas, para que curen mejor y no dejen marca. Me debo un año de no tirarme a mí misma por el fango. Me debo un año de quererme, cuidarme y respetarme. Me lo debo y se lo debo a los demás.

Hoy me perdono a mí misma los millones de errores que cometí en todos estos años. Hoy dejo de castigarme, puesto que aprendí de cada uno de ellos a no volver a cometerlos.
Hoy perdono a los demás, porque quien me hizo daño sin pretenderlo no tiene culpa alguna y el que lo hizo a propósito me ayudó a detectar mejor a la gente que quiero a mi lado y a la que no.
Hoy dejo a un lado la culpabilidad de no saber, porque ahora entiendo que nadie nace sabiendo.
Hoy me permito a mí misma elegir y equivocarme todas las veces que sean necesarias.
Hoy valoro todo el esfuerzo que he hecho para llegar hasta aquí. He bajado a los infiernos y he vuelto, con Virgilio como guía pero he descendido sola por sus nueve círculos.Y es algo que he de reconocerme.
Hoy amo más que nunca a los que he amado siempre, porque al fin veo con claridad lo que son, lo que han sido, lo que me han dado, lo que me han pedido. Hoy les amo por todo lo que tienen y todo lo que les falta, por sus luces y por sus sombras.
Hoy acepto la vida tal y como es, porque me acepto tal y como soy.
Hoy voy a dejar que el universo me sorprenda. Que me traiga lo que me tenga que traer.
Hoy no tengo miedo a pasarlo mal, porque sé todo lo que se le puede extraer al dolor, y lo necesario que resulta a veces para aprender, entender y mejorar.

Hoy, sin motivo aparente, es un gran día. 

Para lo bueno y para lo malo, no tienen por qué pasar grandes cosas fuera para que pasen grandes cosas dentro.



Si es que no hay quien me aguante cuando me pongo cursi.