martes, 8 de mayo de 2012

Tache.

Findes como este, pocos. Miles de emociones y sentimientos condensados en día y medio. Qué mayores se hacen, y no nos damos ni cuenta. Un d ía te despiertas y tu hermano se ha casado. Parece ayer cuando me llevaba al General a jugar a las canicas... Y al día siguiente estoy de copas con sus amigos. Manda juevos. Ahora es cuando me doy cuenta de que ya no comeré más chocolate a cucharadas sentada encima de él. Ya no me hará más cucuruchos de papel cebolla. Ni me subirá encima de sus hombros. Ya no nos dormiremos juntos El Rey León.
Ahora en cambio me lleva de viaje, me invita a cenar, al cine, a dormir a su casa. Me llama, siempre está ahí cuando a mí me da por ser una niñata, y siempre siempre siempre cuida de mí. Ya no serás un desgarbado muchacho veinteañero ni yo un bebé rollizo, pero nos queda el resto de nuestras vidas para seguir siendo unos hermanos tan molones como siempre o incluso más.
Tenían razón, la sangre se la gana uno. Eres el mejor hermano que alguien podría desear. Te quiero, tache.