miércoles, 20 de julio de 2011

Starpower over me

Esto del verano sin vacaciones es agotador. No es porque gaste mis horas estudiando (que debería) y no haya descanso, pero cuando vuelvo a casa de la biblioteca es que no hay nada que hacer. Mi mente está obsoleta con tantas entalpías y glucosas y me he quedado sin capacidad imaginativa para escribir algo decente aquí, para los pocos que me leéis (y menos en vacaciones).
Y así pasa el estío desapercibido por las horas de mi día. Con un futuro tan negro que hasta rapea por delante (el futuro, no que rapee por delante [desagradable escena]), con 40º C a la sombra y poco queso en la nevera. Afortunadamente hace años decidí seguir el consejo de Vada Sultenfuss y sólo me rodeo de gente que encuentro intelectualmente estimulante, por lo que, a pesar de la falta de queso, el mundo es un buen lugar en el que vivir.
Y la foto es tétrica, lo sé, principalmente porque es un cementerio, pero para una foto que hago que me gusta la quería poner de una vez. Por cierto, algo falla en la foto, see if you can spot this one.

sábado, 9 de julio de 2011

Pictures of you


—Di, ¿adónde vamos?
—Hum —murmuró Alice—. Tú no te preocupes. El día que conduzcas tú, podrás llevarme a donde quieras.
Por primera vez se avergonzó de no tener carnet de conducir a sus veintidós años. Ésa era otra de las cosas que se había saltado, otro de los consabidos pasos de la vida de un joven que él había preferido no dar, a fin de seguir al margen del engranaje de la vida; como comer palomitas en el cine, sentarse en el respaldo de los bancos, no respetar la hora de volver a casa impuesta por los padres, jugar al fútbol con pelotas de papel de aluminio o quedarse desnudo ante una chica. Y pensó que aquello cambiaría. Sí, obtendría el carnet cuanto antes. Y lo haría por ella, para llevarla de paseo en coche. Porque —miedo le daba admitirlo— cuando estaba con ella sentía que valía la pena hacer todas esas cosas normales que hacen las personas normales.

La soledad de los números primos
Paolo Giordano