Y yo que te quise tanto y durante tanto puto tiempo que fui el poeta nocturno del sufrimiento, el verdadero enviado de amor incierto. Hoy me has desterrado del prado y vivo en desierto, soy el pecado del muerto. Y sin tu amor, solo sé niña que muero por dentro. Pero... A bajo cero, así escribe mi lapicero. Soy el epitafio del vacío amor verdadero. Me desespero, por mísero efímero miedo. Mi corazón prisionero, muere entre el hielo por un sincero te quiero. Muero por ti cada vez que no te siento, juro que tu amor fue mi aliento. Y es tu veneno para mí solo una excusa, mas sin el jamás te hubiese merecido como musa. Seré aquel blues que indague bajo tu blusa, seré poesía que ansia una rima intrusa. Dime... Es imposible dejar de pensar en ella. Con el corazón tan roto como el reino de Pompeya. La lava no me deja respirar y estoy muriendo entre las garras del deseo de no tenerte, mi reina.
Y yo aquí como un tonto, leyendo los mensajes que escribiste cuando me querías tanto. Tanto que el amor se fue lento... Lento... Lento...
Como olvidar, al amor que se va... Porque tu nombre quedo en el eco, y se repite aunque no te tengo. No te siento y muero...
Después de tanto buscarte, de repartir el dolor entre mi alma asfixiante, de entre el odiarte y quererte, entre el amor que te tuve y el no querer ni verte. Y aunque mi amor es por siempre, mi dolor es continuo y mi fracaso evidente, y mi delirio constante. La presión que soporto es el aborto del arte. No soy un fiera, de veras, ni me soporto siquiera. Soy un maldito maldito, siempre recito en la acera. Grito y repito en mi esfera, vivo a la espera de un grito. Todo lo escrito es bendito, solo vomito mi estela, es mi inquietud exagerada. Sí, mi virtud es tener mil defectos, ¿y qué más te da? Te he regalado mi vida , mi vida entera. Has hecho pedazos mi pobre alma canastera. Pero dime por qué tú me dices adiós, yo que jamás había creído en un dios... Da igual, total, mi alma al cantar quizás, se recupere así del mal.
Y yo aquí como un tonto, leyendo los mensajes que escribiste cuando me querías tanto. Tanto que el amor se fue lento... Lento... Lento...
Y yo aquí como un tonto, leyendo los mensajes que escribiste cuando me querías tanto. Tanto que el amor se fue lento... Lento... Lento...
Como olvidar, al amor que se va... Porque tu nombre quedo en el eco, y se repite aunque no te tengo. No te siento y muero...
Después de tanto buscarte, de repartir el dolor entre mi alma asfixiante, de entre el odiarte y quererte, entre el amor que te tuve y el no querer ni verte. Y aunque mi amor es por siempre, mi dolor es continuo y mi fracaso evidente, y mi delirio constante. La presión que soporto es el aborto del arte. No soy un fiera, de veras, ni me soporto siquiera. Soy un maldito maldito, siempre recito en la acera. Grito y repito en mi esfera, vivo a la espera de un grito. Todo lo escrito es bendito, solo vomito mi estela, es mi inquietud exagerada. Sí, mi virtud es tener mil defectos, ¿y qué más te da? Te he regalado mi vida , mi vida entera. Has hecho pedazos mi pobre alma canastera. Pero dime por qué tú me dices adiós, yo que jamás había creído en un dios... Da igual, total, mi alma al cantar quizás, se recupere así del mal.
Y yo aquí como un tonto, leyendo los mensajes que escribiste cuando me querías tanto. Tanto que el amor se fue lento... Lento... Lento...