sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 13.

"A veces una especie de gloria ilumina la mente del hombre; le ocurre a casi todo el mundo. Se la puede sentir creciendo o preparándose, como una mecha que arde hacia la dinamita. Es una sensación en el estómago, un deleite de los nervios, de los antebrazos. La piel saborea el aire, y cada profunda aspiración tiene un dulce regusto. Su comienzo produce el mismo placer que un gran bostezo; centellea en el cerebro y todo el mundo brilla con luz propia. Se puede haber vivido durante toda la vida de una manera gris, contemplando la tierra y los árboles oscuros y sombríos. Los acontecimientos, incluso los más importantes, se han deslizado inexpresivos y pálidos. Y de repente, surge la gloria; y entonces se encuentra dulce el canto de los grillos, y el perfume de la tierra se alza como una canción hasta el olfato, y la luz que forma motas bajo un árbol es una bendición para los ojos. Entonces, el hombre abre su corazón, pero no por ello se siente inferior. Y me atrevería a afirmar que la importancia de un hombre en el mundo puede medirse por la calidad y el número de sus momentos de gloria. Es un hecho aislado, pero nos une al mundo. Es la fuente de toda creación y lo que nos diferencia de los demás.
[...]
Adam Trask creció en un mundo gris; y las cortinas de su vida semejaban polvorientas telarañas, y sus días no eran más que un lento desfile de tristezas y amargas decepciones, hasta que al final, y gracias a Cathy, le llegó la gloria."


"Al Este del Edén"- John Steinbeck

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