martes, 20 de diciembre de 2011

There's a world in your eyes, I can see it getting brighter.

Solemos decir aquello de que "a veces las cosas no funcionan como deberían". Quizás estemos equivocados y sí que funcionan como deberían realmente, y eso que consideramos que debería ser es simplemente lo que deseamos que pasase, o cómo nosotros nos imaginamos que las cosas deberían ser, lo cual no tiene por qué ser verdad en absoluto. Quizás esas cosas no funcionan porque no están hechas para que funcionen, mal que nos pese; aunque estamos todos de acuerdo en que jode igualmente. Quizás esas cosas están hechas para no estar hechas para funcionar. Y aún así, nos seguiremos empeñando en decir que no han ido como "deberían", porque de alguna manera podemos echarle la culpa a la vida por estar estropeada, porque nos negamos a aceptar que es posible que de verdad no tenía que funcionar. Qué sabremos nosotros, pobres mortales. Menudos gilipollas debemos parecer cuando nos las damos de que entendemos la vida.
A veces a la vida le da por tocarnos los cojones. Por ponernos a prueba, para ver hasta dónde se estiran nuestros huesos. Nos pone en nuestro camino gente y situaciones para reírse de nosotros, de nuestra ingenuidad. Cuántas veces hemos dicho "pero yo pensaba que..." cuando algo se ha ido a la mierda sin motivo aparente. Pero qué coño os voy a contar, si seguro que mientras que leíais esto os ha venido a la mente alguna situación así que hayáis vivido.
Podría enzarzarme en una discusión sobre lo que opino del destino y toda esa mierda, pero no quiero aburriros. ¡Espera, un momento! El blog es mío y me lo follo cuando quiero escribo lo que me da la gana. Me voy a enzarzar, hombre ya. Aunque sabed que para entenderlo necesitaréis pensar en el tiempo como un concepto circular y no lineal.
No es exactamente... el destino. Pienso que las cosas están escritas, pero única y expresamente por nosotros. Como si el inicio de nuestra vida fuese precisamente el momento tras la muerte. Y más que las cosas, nuestra toma de decisiones. Incluídas las cagadas, porque casi siempre nos sirven de aprendizaje. Más de una cagada habríamos cometido, y mucho más grande, de no haber cometido en su momento la cagada aleccionadora. A veces necesitamos más de un palo para aprender. Nos veo al final de nuestra vida sentados ante una baraja de cartas inmensa, y cada carta es una vida posible, según nuestras decisiones. Y allí decidimos cuál es la verdadera vida que queremos llevar. Allí somos lo que somos, nosotros en esencia pura, sin deseos pasajeros, y por eso sabemos decidir. Diréis que menuda mierda de teoría, que eso no es así, que "mira a todos aquellos a los que les va mal en la vida y son buena gente". Las circustancias externas son las que son, esas no las elegimos nosotros. Elegimos las decisiones que necesitamos hacer. Pero no os precipitéis, que no siempre nos hacemos caso. Ahí está el problema. Que para saber qué decisiones ha querido nuestro futuro "yo" para nosotros tenemos que escucharle. Si no, claro que es imposible. De todas formas, creo que nuestro futuro "yo" nos deja algunas pistas, que si sois un poco junguianos (seríais gente con cerebro) es lo que se llama causalidades. Pero hay que saber verlo, amigos. O también podéis pasar de esto y vivir la vida co mo os salga de los cojones, que puede que sea la mejor opción.

Yo me voy a dormir, que falta me hace. A ver si dejo de centrar mi verborrea en el blog, que parece que escribo cosas con sentido y solo vomito lo que se me pasa por la cabeza. Pero qué cojones, otra vez, ¡que esto es mío!

El día que menos os lo esperéis me iré. Me sacaré el carnet de conducir en breves, y cuando pueda, cogeré mi coche y no sabréis nada más de mí. Y más de uno me echará de menos. Yo ya tengo la lista de reproducción que sonará en mi huída al infinito, sólo digo eso.


(Y a quien pueda interesarle, canción y foto son de Waiting For Forever, película que no recomiendo pero que si queréis echarle un ojo... he visto cosas peores)

1 comentario:

  1. Tú serás la que se perderá por ahí con el coche... pero no te faltará el móvil con guachap, ¿eh?
    Podrías vomitar más veces cosas sin sentido, que estas entradas molan.
    Ah, por cierto, a mí esa peli me gusto. -.-

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