viernes, 5 de septiembre de 2014
Metanoia
La vida, de ser, sería Nada. Etérea, impávida, inmóvil. Ecléctica, dueña de su existencia y de su no verdad. Nada es nadie, Nada es Todo. Nada es y no es en sí misma. Nada es todas las cosas que Todo no es y quisiera ser. Todo es. Nada no se siente. Nada y Todo se aman, se odian, se admiran, se repugnan. Nada y Todo se unen en Ningún Lugar, y es en ese punto exacto donde confluye la propia existencia. Y allí donde se juntan, bailan. Y os puedo asegurar que es la danza más hermosa que jamás ha visto nadie. Mundo les observa envidioso. Todo cuerpo celeste capaz de percibirles desearía poder convertirse en ellos aunque fuera por unos instantes. Nada y Todo funden sus seres en un baile de asteroides, púlsares y maravillas sin siquiera darse cuenta. Ellos bailan y el universo se detiene a observarles, porque ellos son la vida misma.
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